sábado, 21 de marzo de 2015

2. Numeración biblica

La numeración bíblica son números contenidos en las palabras de “Las Sagradas Escrituras” (originado del hebreo, griego y arameo)  para dar un justo y determinado valor como una expresión de Dios a su pueblo.

Dicho en modo sencillo, La Biblia, nos refiere que cada letra tiene un valor numérico, y el cálculo (suma, multiplicación y otros métodos hebraicos) de esas letras que conforman una palabra nos arroja un valor total, este valor confirma exactamente lo que Dios revela con la finalidad de dar cabal cumplimiento a su plan para todo su pueblo, afectando así incluso toda la humanidad y sus historia e incluye también su reino y su gloria.


Dentro de la Numeración Bíblica está contenido un Mensaje-Código y su efecto es sin límite y a todo ámbito, ya que su alcance es infinito (El Eterno) abarcando no solo la(s) ciencia(s), sino también el arte, el deporte, las profecías, etc. Dios mismo se muestra como el Matemático perfecto por excelencia de lo tangible y lo intangible, contando aún todos los cabellos de nuestra cabeza (Lucas12:7) 

En el texto sagrado, el número está allí, esperando ser hallado, ser notado, ser advertido. Veámoslo desde este punto de vista:

En la narrativa bíblica, como recurso dialéctico, el número puede resultar un elemento totalmente prescindible. Cuando, por ejemplo, Apocalipsis nos habla de sellados, ¿por qué no los refiere como miles o decenas de miles? Asimismo, igual resulta afirmar que los “peces” son muchos, bastantes o suficientes  Jn 21.11. ¿Cuál es el propósito en determinar una cantidad? Si los hechos pueden describirse perfectamente sin necesidad de explicitar un número, ¿por qué mencionar ciento cuarenta y cuatro mil o ciento cincuenta y tres? ¿Por qué un registro específico?

Hasta finales del siglo XIX algunos teólogos serios de la época, que tocaron cautelosamente esta rama de interpretación, hicieron sentir su tímida opinión en el sentido que el significado simbólico del número en la Sagrada Escritura merecía un mayor estudio y atención que la recibida hasta aquél momento. No fue sino hasta entonces que Milo Mahan y William Bullinger, seguidos por Ivan Panin, acometieron el tema con pasión y coraje. Durante largos años, estos fieles siervos de Dios, se dedicaron con paciencia y erudición a producir una abundante información respecto a la función del número en el Texto Sagrado.

Sin embargo, como toda otra verdad revelada en la Escritura, esta edificante porción de la revelación bíblica ha sido deformada, caricaturizada y comercializada por hombres ayudados por demonios. Pero, ¿cuál verdad no ha tratado de subvertir el padre de la mentira? No debería extrañarnos, pues, las fábulas en torno a este precioso instrumento, distorcionan la verdad a fin de subvertirlo en una engañosa propuesta de numerología cabalística.


La numeración bíblica debe considerarse como uno más de esos finos instrumentos de precisión que utiliza el relojero o el neurocirujano. Así como las varias ramas de la filología (semítica y griega), el conocimiento del marco histórico y las distintas divisiones de la teología sistemática, la numeración es una herramienta adicional para mejor comprensión de la única doctrina que plugo a Dios plasmar intrincadamente en Su Palabra.

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