Dicho en modo sencillo, La Biblia, nos refiere que cada letra tiene un valor
numérico, y el cálculo (suma, multiplicación y otros métodos hebraicos) de esas
letras que conforman una palabra nos arroja un valor total, este valor confirma
exactamente lo que Dios revela con la finalidad de dar cabal cumplimiento a su
plan para todo su pueblo, afectando así incluso toda la humanidad y sus
historia e incluye también su reino y su gloria.
Dentro de la Numeración
Bíblica está contenido un Mensaje-Código y su efecto es sin límite y a todo
ámbito, ya que su alcance es infinito (El Eterno) abarcando no solo la(s)
ciencia(s), sino también el arte, el deporte, las profecías, etc. Dios mismo se
muestra como el Matemático perfecto por excelencia de lo tangible y lo intangible,
contando aún todos los cabellos de nuestra cabeza (Lucas12:7)
En el texto sagrado, el
número está allí, esperando ser hallado, ser notado, ser advertido.
Veámoslo desde este punto de vista:
En la narrativa bíblica,
como recurso dialéctico, el número puede resultar un elemento totalmente
prescindible. Cuando, por ejemplo, Apocalipsis nos habla de sellados, ¿por qué no los refiere como miles o decenas
de miles? Asimismo, igual resulta
afirmar que los “peces” son muchos, bastantes o suficientes → Jn 21.11. ¿Cuál es el propósito en determinar una cantidad? Si los hechos pueden
describirse perfectamente sin necesidad de explicitar un número, ¿por qué
mencionar ciento cuarenta y
cuatro mil o ciento cincuenta y tres? ¿Por qué un
registro específico?
Hasta finales del siglo
XIX algunos teólogos serios de la época, que tocaron cautelosamente esta rama
de interpretación, hicieron sentir su tímida opinión en el sentido que el
significado simbólico del número en la Sagrada Escritura merecía un mayor estudio
y atención que la recibida hasta aquél momento. No fue sino hasta entonces
que Milo Mahan y William Bullinger, seguidos por Ivan Panin, acometieron el
tema con pasión y coraje. Durante largos años, estos fieles siervos de Dios, se
dedicaron con paciencia y erudición a producir una abundante información
respecto a la función del número en el Texto Sagrado.
Sin embargo, como toda
otra verdad revelada en la Escritura, esta edificante porción de la revelación
bíblica ha sido deformada, caricaturizada y comercializada por hombres ayudados
por demonios. Pero, ¿cuál verdad no ha tratado de subvertir el padre de la
mentira? No debería extrañarnos, pues, las fábulas en torno a este precioso
instrumento, distorcionan la verdad a fin de subvertirlo en una engañosa propuesta
de numerología cabalística.
La numeración bíblica debe considerarse
como uno más de esos finos instrumentos de precisión que utiliza el
relojero o el neurocirujano. Así como las varias ramas de la filología
(semítica y griega), el conocimiento del marco histórico y las distintas
divisiones de la teología sistemática, la numeración es una
herramienta adicional para mejor comprensión de la única doctrina que
plugo a Dios plasmar intrincadamente en Su Palabra.
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